TIEMPO PARA VIVIR

lunes, 15 de agosto de 2016

MARÍA GUIVERNAU


Abrázame fuerte,
tan fuerte,
que exprimas
todos los poros de mi piel
y me deshidrates el miedo...
Tan fuerte,
que logre encajar mi pecho
entre tus costillas
y tus latidos
le hagan el boca a boca a mi corazón.
Tan fuerte
que no haya mejor refugio
en el que construir
partiendo de un vacío.
Apriétame contra ti,
que no me roce ni un centímetro
de piel el viento,
que me bebas el deseo
para que no me ahogue en su vaso,
que me apagues la hoguera permanente de la carne.
Sujétame a tu cuerpo
con cadenas de caricias
enredándose entre mis piernas.
No me dejes caer.
No me sueltes
si no es susurrándome al oído:
"¡Vuela!".