Y estás a años luz del campanario....
Tan cercana mientras bailaban los álamos.
Y de repente amaneció,
ahogando mi voz entre los quejidos del aire
mientras caía de bruces
al repicar del silencio.
Extraña pereza en los campos.
Pienso en tí, y apenas tú
permaneces siendo vaho de lluvia
-¿o son mis lágrimas?-,
rumor de mar crucificado a bordo de la soledad.
Son horas de nostalgia.
Y aquí están las campanas para recordarmelo:
que tanto llanto
como sacude las raíces del ciprés,
a mi alma sólo le afecta como presagio de muerte.
Ignoro si continúas aún junto a la iglesia:
De ser así, ¿qué soledad
es esta que asalta mis ojos?
Y aquí están las campanas para recordarmelo:
que tanto llanto
como sacude las raíces del ciprés,
a mi alma sólo le afecta como presagio de muerte.
Ignoro si continúas aún junto a la iglesia:
De ser así, ¿qué soledad
es esta que asalta mis ojos?