Disfrazó la pasión que quería ocultar,
más la lengua de las lágrimas se negó a callar.
Partieron, y ocultó su dolor, mas lo divulgó
el llanto de la pena, tan evidente y balbuceante;
les acompañé mientras la noche descuidaba su vestidura,
hasta que apareció ante sus ojos una señal evidente:
Me detuve allí perplejo: la mano de la aurora
me había robado las estrellas.
(Traducción: Mª Jesús Rubiera Mata).-