Estos días de soledad mordiéndome la vida no puedo perdonártelos.
Ni mi corazón puede perdonarte,
ni su arritmia.
Ni mi sexo seco
ni mis manos vacías....
Ni mis ojos hinchados
y sus lágrimas perdidas.
Ni la desubicación de mi alma
y su desconcierto.
Ni la curva de mi boca
y su caída.
Ni mi dolor de estómago,
y su úlcera, esa tampoco podría.
T.