A veces cuesta: duele anochecer
bajo sábanas de seda fría
y esclarecer los ojos...
imaginándolos cálidos, de virginal aullido,
y un anillo de oro amaneciendo las sombras
cuando se llora la ausencia de uno mismo.
Porque amar o encomendar
la envoltura del espíritu
al aleteo desgarrado de la seda
o derrochar encajes sobre los pies desnudos
que claman la presencia de las manos,
duele,
incluso cuando las flores están vacías
y no hay aroma que evocar
a la noche siguiente.
O cuando la orilla de la soledad
desborda su bilis hasta la alcoba
y las sábanas se hunden de amarillo
y el cabello crepita en la almohada
olvidándose de los ojos
o despertando al tacto inútil del deseo animal.
¿La razón?
La ignoro.
Como cuando aúllan los labios
besos desnudos de diálogo
o se estrellan en las paredes
como sombras silbando manchas de cal que,
si al alba, tal vez simples arañazos de uña
a esa hora, tan de madrugada:
como tal vez figuras con pie de alba.
O cuando herido de alcohol
una oración se escapa al aire
como se desliza una lágrima de cristal roto
al suelo.
Lo ignoro.
Tal vez porque sea tarde y no hay remedio
y bajo las sábanas de seda fría
se rompen los ojos
hasta sangrar de vacío
porque no tienen sueño.
De"Momentos de par en par" Editorial Estratega
la envoltura del espíritu
al aleteo desgarrado de la seda
o derrochar encajes sobre los pies desnudos
que claman la presencia de las manos,
duele,
incluso cuando las flores están vacías
y no hay aroma que evocar
a la noche siguiente.
O cuando la orilla de la soledad
desborda su bilis hasta la alcoba
y las sábanas se hunden de amarillo
y el cabello crepita en la almohada
olvidándose de los ojos
o despertando al tacto inútil del deseo animal.
¿La razón?
La ignoro.
Como cuando aúllan los labios
besos desnudos de diálogo
o se estrellan en las paredes
como sombras silbando manchas de cal que,
si al alba, tal vez simples arañazos de uña
a esa hora, tan de madrugada:
como tal vez figuras con pie de alba.
O cuando herido de alcohol
una oración se escapa al aire
como se desliza una lágrima de cristal roto
al suelo.
Lo ignoro.
Tal vez porque sea tarde y no hay remedio
y bajo las sábanas de seda fría
se rompen los ojos
hasta sangrar de vacío
porque no tienen sueño.
De"Momentos de par en par" Editorial Estratega